
Entrevista a Pablo Martín Caminero
Pablo Martín es músico, contrabajista y compositor, nacido en Vitoria. Su registro no solo se limita al Jazz. Tiene formación clásica y cierta ‘facilidad’ para desenvolverse sin problemas en diferentes ámbitos y generar proyectos siempre interesantes.
Nos recibió en su estudio de Madrid y nos faltó tiempo para charlar sobre los asuntos que ha tenido, tiene y va a tener entre manos. «Salto al vacío» será el siguiente lanzamiento con su banda pero también nos adelantó alguna pista sobre otro proyecto prácticamente definitivo, en el que se embarcará junto al coreógrafo Antonio Ruz y la bailarina Tamako Akiyama.
Nos supo a poco este encuentro con uno de los músicos nacionales con más proyección del panorama Jazzístico.
Sobre Pablo Martín Caminero
Mi plan era tocar en una orquesta sinfónica, pero quería también tocar otras músicas, improvisación y demás. Ya había probado las mieles de ambas cosas y no quería renunciar a ninguna.
Me fui por el contrabajo, porque me gustaba el concepto del bajo ya con 17 años, y así podría acceder a la improvisación y a todo tipo de músicas, también a orquestas sinfónicas.
Tuve la suerte de asistir a un curso con un solista de Viena, Herbert Mayer, y me invitó a ir a tocar con él en la Escuela Superior de Música de Viena. Estuve cinco años, hice toda la carrera de contrabajo clásico y siempre con la mente puesta en que la formación clásica me iba a dar el conocimiento del instrumento pero yo también me formaría un poco por otro lado.
Así que todo lo que toco que no es música clásica lo he ido adquiriendo de forma autodidacta.
También pensaba que iba a ir más despacio que si hubiera ido a Berkley, pero que lo que consiguiera iba a ser mucho más personal, tenía esa sensación. Entonces hoy en día todavía me veo que voy mejorando y explorando nuevas facetas. Me gusta la sensación de haberlo hecho todo muy tranquilamente y a mi manera. Y tengo la sensación de seguir en ello, y cada disco es la plasmación de esto.
El flamenco llega en Viena. Empiezo a tocar con un guitarrista alemán-japonés llamado Michio Woigardt, estudiaba allí guitarra clásica y tocaba la guitarra flamenca, que es su pasión.
Ahí tocaba el bajo eléctrico, al principio, y escuchaba sobre todo a Paco de Lucía, que ha sido el que nos ha hecho entrar a muchos en el flamenco. Cogí un poco de experiencia, conocí los palos flamencos, etc. Cuando llegué a España empecé a meterme relativamente pronto en ese mundo a través de Guillermo McGill, que me llamó para su grupo muy pronto, nada más llegar de Viena. y a partir de ahí empecé con Martirio, y luego con Gerardo Nuñez, con Chano Dominguez y me situé un poco en el epicentro de lo que estaba pasando.
Yo era muy inexperto, venia muy verde y de una escuela clásica, casi radical. Quizá la casualidad de estar en el momento justo en el sitio justo fue lo que me hizo situarme pero el aprendizaje fue ´en el tajo´. Todos los años iba a los cursos de Gerardo Nuñez de flamenco pero claro ¡iba en calidad de acompañante de Gerardo! Entonces en la “fiesta” yo iba aprendiendo sobre la marcha con los guiris, y viendo cuando la gente decía “Ole” y cómo es el cante y el baile… De esa observación surge mi aprendizaje, y con Gerardo llevo tocando desde esos años, todavía hoy solemos hacer cosas juntos de vez en cuando. Y de ahí también surge que haga los discos que hago.
¿Que música escuchas en casa?
En esta época, en concreto, escucho bastante poco, estoy tan metido con mi música, con mi siguiente disco, que no escucho mucho más.
Yo nunca he sido un gran melómano como pueden ser otros músicos o amigos. Por ejemplo Moisés Sánchez que es una autentica enciclopedia, lo sabe todo de todos los discos, lo escucha todo y así tiene la cultura musical que tiene y la capacidad compositiva.
Mi técnica es un poco al revés, a veces pienso que cuanto menos escuche más autentico será lo que haga, es un pensamiento que igual no tiene mucho sentido pero lo siento así.
Sí que vuelvo mucho a la musica clásica y curiosamente tengo una especial fijación con el violín clásico. Es el último instrumento que tocaría pero me gusta mucho escuchar los conciertos clásicos y buscar conciertos antiguos y ver cómo lo tocaban unos y otros. Siempre desde un lado más observador.
Por ejemplo estos días he estado escuchando el Esbjörn Svensson Trio, uno de los tríos clásicos de Jazz Nórdico, me gusta por donde va esa onda. También me pongo a los israelíes, hay gente muy interesante como Itamar Doari o Avishai Cohen, un contrabajista de referencia para todos.
Sí me gusta escuchar contrabajistas, como además conozco el instrumento y sé como funciona, cuando ves la facilidad que tienen algunos… yo aprendo mucho de ahí. Por ejemplo me pasa mucho cada vez que veo al maestro Javier Colina, me voy a casa pensado “claro, ¡ya lo sé! Es muy fácil. Se hace así..”. La cultura musical que tiene el maestro es inabarcable, para hacer eso hay que estar años y años… pero a él le sale natural, le gustan sus canciones y es un maestro de la música y del contrabajo: la manera que tiene de plasmarlo, esa facilidad y naturalidad… Él está cantando, hace unos solos tan bonitos…
O Larry Grenadier, que me encanta como dice todo, con esa seguridad y esa tranquilidad.
Siempre acabo volviendo a la musica clásica, más romántica, no se por qué, aunque toco más barroco. Lo que no suelo escuchar es Rock, sé que me pierdo cosas pero… ¡También me ha gustado mucho el Heavy!
Digital y Analógico
Prefiero ir al cine, sin duda, es un lugar que está exclusivamente preparado para tu placer audiovisual. Entiendo que igual no siempre tienes dinero para ir, pero yo lo pienso en términos de “calidad”.
A mí, en la medida de mis posibilidades, me gusta aspirar a que lo que haga y lo que consuma sea de calidad. En ese sentido es mucho mejor ir al cine a ver tal película en unas condiciones muy buenas que verla en un móvil.
En el tema de las descargas y los derechos no me atrevo a opinar mucho en general porque no tengo toda la información, no sé tanto. Se puede defender el tema de las descargas, que tendrá aspectos positivos y aspectos negativos como todo.
Mis discos los hago yo, en mi estudio, hago mis composiciones, las arreglo, hago mis maquetas, escribo las partituras, alquilo el estudio, y pago mis cosas y saco un disco auto-producido. Este va a ser el cuarto, como compositor con mi banda. Yo hago todo ese proceso.
Si yo sé que alguien se ha bajado el disco “ilegal”, mi primer pensamiento es “¡Qué bien que una persona ha buscado mi disco y se ha molestado y lo escucha”. Sé que hablo de mi producto personal y no me meto con nadie y entiendo que las grandes discográficas o las pequeñas tendrán sus cuestiones económicas, etc. Yo tengo mi inversión controlada y me busco la vida como puedo, pero en general, como eso es algo absolutamente inevitable, lo de Internet, no es algo que me preocupe mucho.
Para mí es parte de rentabilizar mi inversión, que alguien incluso se descargue el disco y lo escuche, aunque no lo pague. Es como si me encuentro mi disco en el top-manta, digo «¡Mira! He llegado hasta aquí, ¿eh?».
Yo veo que mis proyectos funcionan. Hago mi inversión, consigo conciertos, eso es “mover la economía”. Cobro esos conciertos, vendo bastantes discos en los conciertos, que eso es algo que me sorprende y me alegra. Y los músicos que van conmigo tienen todos su caché y nos movemos, y cada uno lleva su disco, es como una especie de familia, estamos todos en lo mismo.
Siempre he tenido una obsesión por la independencia y me gusta hacer lo que me dé la gana, como me dé la gana. Me gusta todo el proceso.
Flamenco – Jazz (Fusión)
El primer problema que podemos encontrar es lingüístico, porque estamos utilizando palabras para hablar de cosas que van más allá. En mi casa, flamenco puede ser algo así como musica popular del sur… resumiendo, sevillanas. O el Jazz, pues Jazz hay desde el sonido clásico de Nueva Orleans hasta el Jazz Nórdico, el jazz es más un concepto. Y el flamenco, más allá de un tipo de música, es quizás una cultura. La gente se relaciona en flamenco, la forma de hablar, de comunicarse, de enfocar la música y todo en general es flamenco.
Fusión como concepto… cualquier cosa es fusión, tienes todas las influencias que tienes. Y de hecho, lo que se considera pureza es una fusión de otras cosas. Si nos ponemos serios no hay pureza.
Lo que yo hago, es la música que a mi me sale. Sí que manejo una serie de criterios, aunque digamos que estamos influenciados por muchas cosas.
Muchas veces me he planteado cómo surgió mi banda, fue gracias a Gerardo del Café Central, me dijo:
“¿Tío, por qué no haces Doméstica aquí?
– No puedo hacer eso.
Bueno, ¡pues haces un grupo y lo traes!”
Y esto se lo agradeceré eternamente.
Entonces ahí me planteé, «¿yo qué quiero hacer? ¿Quiero hacer la música que se supone que debo hacer en el ambiente? A mí me relacionan con el flamenco ¿debería hacer flamenco? O no, ¿o hago la musica que me gustaría escuchar o componer? (..)».
Cuando te ves en la libertad de poder hacer lo que te dé la gana…, sí que intento hacer mi música, lo que me sale, pero no es fácil. Tú te impones unos ‘marcos’, como un pintor, tu marco de libertad, en mi caso puede ser un quinteto, y a mí eso me ayuda.
Me he atrevido a hacer en OFNI una soleá, he cogido una letra clásica y la he pasado a una forma más jazzística pero respetando el palo, la rítmica de la soleá, pero en lugar de ser un canto desgarrado, yo lo escuchaba como un unísono de saxo y trombón con una melodía muy «a la Miles de finales de los 50». Cuando escuché eso por primera vez, dije: ¡Qué maravilla!
Una melodía por soleá es muy distinta porque cada cantaor la canta de una manera y es puro melisma, pero para mí el ejercicio era sacar la espina dorsal de esa melodía, escribirla y tocarla totalmente al contrario de lo que haría un cantaor, completamente plana.
Afectos
Para mí es una de las grandes experiencias, no se cómo acabo en esos saraos, pero me ocurre. He tenido que explorar dentro del contrabajo, he hecho varios temas sólo para ese espectáculo y hemos hecho cosas juntos, hemos sacado arreglos de guitarristas antiguos… todo lo bueno que te pueda decir es poco. Gente tan joven con la capacidad artística y hasta empresarial que tienen Rocío Molina y Rosario «La Tremendita», es increíble. Para mí ha sido y es un impacto, son mis amigas, mis hermanas, ver cómo funciona todo eso no solo ha sido un aprendizaje musical, por estar de cara al publico con algo así tan comprometido, sino que ha sido un aprendizaje global en todos los sentidos.
Me llamaron con una idea, nos conocíamos hace muchos años del ambiente flamenco, probamos y funcionó. A partir de ahí desarrollamos durante varios meses, casi un año, todo el espectáculo y llevamos ya camino de tres años de gira. Y no dos conciertos al año, muchos más.
Son artistas muy conocidas, Rocío Molina es Premio Nacional de Danza y Rosario «La Tremendita» ha estado en los Grammy con su último disco, son gente que se mueve mucho, que curra, y la gira va a continuar, este año tenemos ya muchas fechas. Es un proyecto vivo, nos llevamos muy bien y lo pasamos muy bien, no es tan difícil de mover como otros espectáculos más grandes, somos tres en el escenario. Y funciona muy bien a nivel de público.
La escena de Madrid
Hay varios factores que influyen en una escena muy potente, en concreto en Madrid pero también en toda España. En el sur, está Málaga, con una escuela buenísima, en Galicia está saliendo gente increíble, por ejemplo Paco Charlin y Abe Rábade que fueron alumnos de Berkley, gente muy potente que ha vuelto a su ciudad y ha llevado todo su conocimiento. Prácticamente a partir de ellos ha salido toda una generación de musicazos.
En Madrid han sido los músicos que han venido de fuera los que han hecho de repente subir mucho el nivel. Desde Bob Sands hasta “los cubanos”, que tienen un nivel instrumental y musical increíble.
España ha tenido muchos problemas en educación y en concreto en la música para qué vamos a comentar… De repente ha llegado esta gente, ha aparecido la escuela Berkley en Valencia, mucha gente se ha ido allí a estudiar. Toda esa gente ha vuelto y ha ido metiendo eso aquí. Aparece gente como Luis Verde, tocando que da miedo, y como él mucha gente.
Se trata de entender esto y de trabajar muchas horas.
¿Qué hay del futuro?
Para mí, la ilusión de mi vida es plantearme un proyecto y llevarlo acabo como por ejemplo Las Suites de Bach. Tengo ya la primera y la segunda suite a violonchelo solo, las toco a pizzicato y un día me dije: «¿estaría bien hacer este proyecto con una bailarina?». Y ha surgido el proyecto con un coreógrafo, Antonio Ruz, y lo estamos preparando con una bailarina que se llama Tamako Akiyama. Probablemente se va a estrenar en junio.
Voy a grabar el siguiente disco en breve, Salto al vacío. Estoy retocando un poco las composiciones con un poco más de ensayo, con estructuras mas grandes y ahora estoy con eso, grabaremos en marzo. Ya tengo todas las partituras y el estudio.
Con Afectos tenemos fechas todo el año, con Abe Rábade acabamos de grabar su undécimo disco que se llama Once, lo hemos grabado ahora en diciembre en Orense.
UHF sigue para adelante, queremos grabar otro disco y seguir con esa idea.
He hecho mucho sobre bandas sonoras y ahora está un poco más parado pero hay posibilidades de algo bastante interesante que tiene que ver con Guadalquivir, que es la última que hice, pero esas cosas hasta que no salen en la pantalla, nunca sabes.
Sobre publicidad, de vez en cuando sale alguna cosa y lo hago porque me gusta mucho, trabajar desde mi casa, a mi ritmo. Suelen ser cosas muy interesantes porque siempre puedes llamar a alguien y experimentar. Son como píldoras musicales.
Cifu
«… en la gloria esté”.
Cuando Cifu colgó en Facebook esa foto y dijo “estos son mis niños” (estaba David Pastor, Ernesto Aurignac y estaba yo)… Me llegó una emoción por dentro, estar ahí entre los niños de Cifu…
En este país Cifu ha sido el padre de todo, es el que nos ha traído el Jazz, es un tío que lo ha vivido, lo ha entendido, es el erudito por antonomasia del Jazz. Es una presencia, hay un legado periodístico de dimensiones desconocidas.
Cifu era un profesional del medio pero también era muy aficionado, le gustaba ir y saber algo más y encontrar una grabación de un directo y esa era su pasión. Todo lo que podamos agradecerle, a los que nos gusta el Jazz, es poco.
«Los he visto crecer como músicos y como personas, de todos me siento orgulloso… Por orden alfabético:
Abe Rábade, Alexis Cuadrado, Bob Sands, Carlos “Sir Charles” González, David Pastor, Ernesto Aurignac, Iñaki Salvador, Jorge Pardo, Natalia Dicenta, Pablo Martín Caminero, Patxi Valverde, Perico Sambeat
¡Os quiero a todos!»Juan Claudio Cifuentes «Cifu».
Pelicula
Melancolía de Lars von Trier
Si yo fuera cineasta esta es la película que me hubiera gustado escribir o rodar.
En esa película en concreto hay mucha información que te afecta sin que te des cuenta, son películas que tienen mucha información codificada, quizá como la poesía, que te llega mucho más allá de lo que parece. También pasa en las películas de Kubrick, que es mi director favorito.
Es una película que me dejó impactado durante un tiempo dándole vueltas a todo lo que pasa en ella. Las otras veces que la he visto he empezado a ver detalles que van un poco más allá, es como un tratado de psicología, es una película de la que se puede aprender mucho.
Libros
Tengo dos que me han gustado mucho, uno me lo recomendó mi amigo Borja Barrueta, la Autobiografía de Frank Zappa, que lo he leído hace poco y me he enamorado de ese hombre. No sabía tanto de él y de repente ha sido como un flechazo. Por lo menos yo, y creo que muchos artistas de mi generación y otras, se han visto reflejados: “Eso es exactamente lo que pienso de esto y este tío lo dice mejor que nadie”. Me ha sorprendido descubrir a Zappa desde su autobiografía más que a través de su música, que apenas la conocía.
El otro libro que había pensado es de Saramago, he pensado que era adecuado por la época en la que vivimos en España, por las elecciones. El libro se llama “Tratado sobre la lucidez”. Es un libro muy de Saramago, de ponerte en situaciones muy extremas y ver cómo reacciona la gente. Esos planteamientos me gustan mucho, situarte en una ciudad que no tiene nombre, ni lugar. Ese lugar que representa el mundo o la vida humana, es esa ciudad y nada más, ver cómo desarrolla todo a través de esta idea.
Disco
No soy muy de cantantes pero hay un disco que se llama Boths sides now de Joni Mitchell, que me encanta. El título del disco es de un tema que compuso ella de jovencita, un temazo. El disco además tiene arreglos sinfónicos de Vince Mendoza. Es un disco sobrecogedor, una auténtica joya, que Joni Mitchell grabó ya en su madurez.
Sobre PABLO MARTÍN CAMINERO
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Aquí tenéis la entrevista íntegra: