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El ritmo perdido. Santiago Auserón

Dic 16, 2015 | Artículos | 2 comentarios

Hace unos días charlaba con un amigo sobre las cosas pasaron realmente detrás de «la movida madrileña» y el papel que pudo tener Auserón en todo aquello. Pura especulación, porque no teníamos edad para ser conscientes de lo que estaba pasando, pero, como se ha hablado tanto de este tema, lo que sí parece claro es que hubo gente que se quedó en la superficie y gente que realmente estaba haciendo cosas, independientemente de la etiqueta de la movida. Él fue uno de esos músicos que supo reciclarse y tomarse el oficio en serio.

elritmo-perdido2Auserón nace en Zaragoza el 25 de julio de 1954. Estudiante de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid (1972-1977) y en la Université de Vincennes, París VIII (1977-1978) y recientemente Doctor en Filosofía por la Complutense. Cantante, músico, compositor, investigador, curioso, Santiago es uno de los valores musicales de nuestro país sin lugar a dudas.

EL RITMO PERDIDO (Península, 2012) es un acercamiento a las raíces de la música, un paseo por las profundidades y la cultura de nuestro país.

No tengo vocación de folclorista, solo me interesa averiguar qué elementos de mi lengua son compatibles con el ritmo aprendido de los negros, asistir al nacimiento de una lírica española por primera vez del todo apátrida.

Ese paseo le llevó por Cuba y por Nueva Orleans, entre muchos otros sitios supongo, en busca de la conexión con todos esos vínculos que más de una vez habrán escuchado mencionar y que vertebran la música contemporánea que escuchamos hoy en día sin darnos cuenta:

Cuando llegué por primera vez a Nueva Orleans, al meter la mano en la corriente del Mississippi creí escuchar el desfile de los santos, como si hubiera metido una moneda en una vieja vitrola. Me acordé de haber hecho el mismo gesto muchos años atrás, cuando iba a explorar a solas la ribera del Ebro, en un río de aguas igual de turbias y peligrosas ¿Fuimos los negros del Ebro allá en mitad del siglo XX sometidos por un imperio mediático?

Y parece también que ese viaje no solo le llevó a cruzar fronteras en busca de respuestas sino también a buscarlas aquí mismo, donde pasan desapercibidas, en nuestra propia tierra, en nuestras propias tradiciones, en nuestro folclore y en nuestras peculiaridades. Hay multitud de referencias a la cultura en todo el libro, la búsqueda no se restringe al ámbito musical, el nexo surge desde el mestizaje, los esclavos, los señores, los juglares y trovadores, los artistas de las diferentes épocas, poetas, dramaturgos, actores, etc. Rodrigo de Reinosa, Gil Vicente, Lope de Rueda, Lope de Vega o:

Miguel de Cervantes nos está diciendo en clave africana que los absurdos ideales de la vieja caballería y los modernos designios del capitalismo esclavista, bajo cuyo influjo nos toca vivir todavía, forman parte de una misma quimera.

El análisis pretende mostrar cómo aparece la figura del negro en nuestro país a través de la literatura y el teatro, de los textos de la época, y cómo la negritud pasa de la inexistencia a la relevancia y los valores a los que se les asociaba iban cambiando y formando parte de lo nuestro.

También es cierto que tenemos delante un libro que guarda cierta complejidad y por momentos las referencias abruman pero también revela conexiones interesantísimas que nos acercan un poco más a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestra cultura. Seguro que encuentran la forma de sacarle jugo.

En lo que tiene que ver más directamente con el Blues, Jazz, y los cruces de caminos, destaca una cita de Guillermo Cabrera Infante:

Los primeros Ragtimes incorporan el bajo de la habanera, que la «enjoyada mano izquierda» de Jelly Roll Morton repetía mientras la derecha combinaba melodías hispanas y escalas de blues, sentando las bases del lenguaje jazzístico.

Es tremendamente potente la simbología de esta imagen, de esta cita. Un pianista negro, criollo, con una marcada influencia europea en su formación como músico, que tocaba un estilo un tanto particular de Ragtime caracterizado por esos aires latinos de habanera y que utilizaba escalas de blues en una ciudad que fue el centro neurálgico del comercio de esclavos de la época y, por lo tanto, uno de los enclaves más relevantes de la música del siglo XX por la movilidad de la ciudad, por su zona portuaria y por sus zonas de ocio y esparcimiento que servirían de expansión de toda esta mezcolanza de conceptos, ideas, ritmos, musicas, expresiones, etc.

Fue el mismo Jelly Roll el que defendió el «Spanish Tinge» (el matiz hispano), que también menciona Auserón en una nota a pie de página citando a A. Lomax, como el componente indispensable del Jazz de Nueva Orleans (tal y como nos contó Manuel Recio en una de nuestras Charlas-Concierto)

Narra el modo en que adaptó [Jerry Roll Morton] piezas hispanas (como La Paloma de Sebastian de Iradier) conservando el arreglo de la mano izquierda en el piano (es decir, el patrón de la habanera) y sincopando la melodía con la mano derecha, lo que cambia su color «from red to blue».

No dejen de leer esta joya, EL RITMO PERDIDO.

Y por si tienen tiempo y les apetece aquí dejo una Charla-Concierto de Santiago Auserón en el Instituto Cervantes de Estocolmo acompañado por Joan Vinyals: «Juan Perro y la rosa de los vientos de la canción española» (de MagazineLatino.se)

La Huella Sonora es la oficina de producción artística de Santiago Auserón. Encontrarán información sobre todo lo relacionado con sus viajes y proyectos.

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Sobre el autor

Dani

Sociólogo, con cierta afinidad por la tecnología, usuario de software libre y amante de la música, la cultura y las buenas relaciones sociales. A veces me llaman lanide.

2 Comentarios

  1. assuncion

    Fascinante toda su obra

  2. LHC

    Es un referente estupendo la verdad, hay que reconocer lo bueno que tenemos.
    Gracias!

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  1. Elijan su lugar. Sobre música, Jazz, y lo que hacemos con la cultura. | LANIDE HOT CLUB - […] por cierto, y sus conexiones correspondientes. Y sino que se lo pregunten a Radio Futura o a Santiago Auserón.…

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