
Rollin’ and Tumblin’
Country Blues – Los inicios (finales s. XIX, principios s. XX)
Una herencia de esclavitud y una realidad de hambre y opresión hacen que los lamentos afroamericanos salgan de las iglesias evangelistas y se mezclen con el duro trabajo y la complicada vida del sur segregacionista. La raíz directa de ese estilo esta en las canciones religiosas pero también en el legado que lo Songsters dejaron a los primeros interpretes de blues.
La tradición de los ‘músicos herrantes’
Desde mediados del XIX los Songster deambulaban por ciudades y caminos en busca de un público que pagase un rato de entretenimiento. Solían recorrer las líneas de ferrocarril en construcción o las riberas de ríos hasta dar con una audiencia a la que dedicaban su repertorio. El cancionero solía estar formado por unas cuantas melodías tradicionales de origen hispano o irlandés a los que un buen Songster debía adaptar la letra según la raza, sexo y condición del respetable. La improvisación y la personalidad del intérprete ya estaba presente en estos juglares.
En un principio no hubo diferencias raciales entre los Songster, tocaban indistintamente repertorios muy parecidos para públicos similares pero desde principios del Siglo XX la raza blanca, más tradicional y autoritaria en el Sur, impone una sociedad de comunidades separadas. Hay trovadores ambulantes para blancos y para negros.
El Blues Rural
Los Songster negros adaptan su temática a la vida rural y a su legado de supersticiones y creencias. Musicalmente se alejan de la canción tradicional europea y adoptan la influencia del Gospel y del ritmo africano. A estos cambios se le suman la utilización del slide y del bootleneck, las armónicas, las afinaciones abiertas, el ritmo repetitivo y marcado, la aparente simplicidad en las formas y sobre todo el desarrollo de una personalidad propia que el músico busca como sello. Entre 1895 y 1915 el Songster negro irá desarrollando su estilo hasta llegar al blues rural.
Aunque el blues es una forma musical genuinamente sureña viaja al norte y se empieza a sofisticar de mano del Jazz. Es la época de las grandes Damas Negras: Ida Cox. Ma Rainey y Bessie Smith. Pero el Blues también permanece en el Sur más rural y se adapta a las formas y vicios de su entorno. El canto se hace tenso y trágico, los silencios y las paradas adquieren una mayor importancia y en la forma de tocar el instrumento predomina la intensidad y el sentimiento por encima de la técnica.
El Blues del Delta
Aunque existen infinidad de estilos y de bluesmen “campestres” el Blues del Delta quizás sea el más representativo de este periodo. Charlie Patton, Son House, Skip James, Robert Johnson y Buka White son sus grandes abanderados durante los 20 y 30. Estos bluesmen grabaron sus canciones; otros muchos no dejaron constancia sonora y nunca tendremos la suerte de oírles.
Este tipo de blues por su crudeza y calidad es la forma de blues rural por excelencia y la primera que fue reconocida y apreciada por el gran público americano y europeo durante los años 60. La influencia de este blues primitivo es trascendental para entender el boom del Rythm and Blues británico durante los 60. Una historia de la que también hablamos en este cruce de caminos.
Al Moretti